Hoy nos toca Pregnyl, la inyección que
me hará ovular. Preparamos la inyección. Mezclamos el solvente con
el polvito y lo pasamos todo a la jeringa. Cambiamos la aguja
intramuscular por una aguja intradérmica. Es finita y ¡adentro! El
líquido va entrando despacio. Él, en su intento por ser empático
(o en su torpeza al guardar la aguja) se clava la aguja intramuscular
en la yema de su dedo índice. Ya ves, hijito, mamá no es la única
que recibe pinchazos para traerte al mundo.
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