Te lo dicen una vez, dos veces, tres veces y vos aún no podés comprender, decís que sí, que entendés, que una FIV es mejor, que sí, que tienen razón, que hay buenas chances, que las probabilidades son mayores... pero en el fondo de tu alma estás muy triste. Te enfermás y te sentís peor, sentís que no vas a poder, que tanta manipulación tiene un costo, sentís que algo tan pequeño como folicular es un milagro.
Hasta que un día sale el sol y mirás a tu alrededor. Juntás los papeles que hay que llevar a la obra social, repasás una y otra vez la historia clínica y entonces sí, te convencés de que sí, de que ya es hora de comenzar con los trámites y conseguir la autorización para una FIV.
En la obra social te atienden maravillosamente bien, todos son amables, la chica te dice que es temprano para pedir la autorización ya que hasta agosto no podrás comenzar con el tratamiento por los "meses de carencia". Te mira mientras te dice esto y luego algo en su cara cambia. Te dice: no, sabés qué, sí mejor ya vamos presentando los papeles por si falta algo así cuando llega agosto estás tranquila.
Entonces pensás, guau, te leyó el pensamiento.
Y el sol vuelve a salir otra vez.
Lo que es tener una credencial con letras doradas.
Hoy pienso más que nunca: el deseo y el dinero mueven al mundo.
Ánimo, guapa!
ResponderBorrarCon la FIV se multiplican las oportunidades, ya lo verás...
Te mando un beso muy fuerte y pásate por mi blog. En la última entrada hay un regalito para ti... ;-)
Alba! Muchas gracias por ese regalito! En breve lo contesto! Así nos vamos conociendo más.
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