El día de la beta me fui a sacar sangre rogando que me diera negativo. ¿Por qué? Porque la cantidad de sangre que estaba perdiendo no me daba ninguna perspectiva de un futuro bueno. Si mis hijos estaban ahí adentro no la estaban pasando nada bien. La sensación era que se estaban tirando por el tobogán de la sangre. Desear que me diera negativo me hacía sentir bastante miserable pero no conozco a nadie que con una menstruación así el embarazo luego fuera viable. El terror de un embarazo ectópico o tener que sufrir por un huevo vacío hacía que mi deseo, aunque doloroso, fuera bastante lógico.
Y luego del negativo llegamos a la conclusión: no eran pérdidas. Era la menstruación. La menstruación lisa y llanamente hablando. El inicio de un nuevo ciclo. Porque así es la naturaleza. Cíclica. Si no es ahora, será la próxima. Eso es lo que me dice ahora esta sangre rojísima.
Te mandó todo mi cariño! Tus hijos están ahí esperándote , apoyate en ello!
ResponderBorrarUn abrazo!
Amapola, bella, te voy a decir algo que le dijo el marido a una gran gran amiga mía que peleó mucho por esos mellizos hermosos que finalmente llegaron, y que ahora mi amiga me dice a mí, frente a la inminente operación de Emilia, y que espero que te sirva tanto como a nosotras: "Por la vida se lucha". Punto. A seguir luchando.
ResponderBorrarNo te conozco, pero te quiero y abrazo.
Mucho animo, en estos momentos no sé que decir porque sé lo mucho que duele. Un fuerte abrazo
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