31 de octubre de 2013

Lo que mata es esperar

Un hilito y luego otro y otro. La semana transcurrió entre mil cosas (además el termotanque se pinchó, hubo que cambiarlo, un despelote). Y siempre con la sensación de opresión en el útero, las tetas creciendo, el empuje de las hormonas preparando el cuerpo para gestar. Y la pregunta, la GRAN PREGUNTA es: ¿estaré gestando?
Qué incertidumbre. Qué miedo no saber. Sé que es tonto, racionalmente sé que no sirve de nada arruinarse el presente con el futuro incierto.Pero en fin, seré tonta, ¿qué voy a hacer?

29 de octubre de 2013

7

Hoy es nuestro día, mi hermoso/a. Hoy es nuestra oportunidad para que vos y yo nos encontremos. Aún estás afuera pero ya estás adentro. No hay barrera. Estás en mi corazón, en mi mente. Ahora sólo hace falta que estés en mi útero. Y quieras quedarte allí, ser un bebé, un humanito. Con Papá te venimos soñando desde que nos juntamos. ¡Vení, vení, vení!


27 de octubre de 2013

6

Hoy nos toca Pregnyl, la inyección que me hará ovular. Preparamos la inyección. Mezclamos el solvente con el polvito y lo pasamos todo a la jeringa. Cambiamos la aguja intramuscular por una aguja intradérmica. Es finita y ¡adentro! El líquido va entrando despacio. Él, en su intento por ser empático (o en su torpeza al guardar la aguja) se clava la aguja intramuscular en la yema de su dedo índice. Ya ves, hijito, mamá no es la única que recibe pinchazos para traerte al mundo. 

26 de octubre de 2013

5

¡Viernes! Me inyecto Puregon con los ojos cerrados. Tengo un sueño tremendo. Tengo turno con el doc a las 11:30 y cuando me hagan la eco ya voy a tener puesta mi dosis de Puregon del día. Parto rumbo a la facultad a dar un teórico. No sé ni cómo hago para concentrarme en dar la clase pero lo logro. 
Llego a la clínica y todo es un caos, muchísima gente, el doc muy atrasado. Los viernes suelen ser así. Me voy a tomar un café con leche al bar de la esquina. No como nada desde las seis de la mañana y todas las células de mi cuerpo me gritan: ¡comida!  
Al volver me dicen que me va a atender el médico joven porque mi doc está muy atrasado. No tengo problemas con eso.
Me acuesto en la camilla. H es metódico, reservado y bien preciso. Apenas entra al cuarto ya baja las luces. Me hace sentir cómoda. Suena Pennylane de The Beatles como música de fondo. Me dan ganas de reirme. Le hago un comentario jocoso de la buena música que pasan en la clínica y el médico se ríe un poco conmigo. Me va contando lo que ve. Y lo que ve es asombroso. Ya tengo un folículo de unos 17 mm a punto de salir. Y otro del otro ovario de unos 14 mm que supone que crecerá con el pasar de estas horas.
-Seguro que llegás a la inseminación con dos, lo cual es mejor.
Siempre llegué con dos. Esta vez la medicación fue menor y estoy contenta. Todo va más rápido y siento que mi hijito/a quiere venir. Por primera vez pienso que tal vez no sea yo la apurada sino que hay algo, una presencia que está apurando las cosas.
Así que la inseminación será el lunes.

25 de octubre de 2013

4

Mañana toca última dosis de Puregon antes de las siete porque a las siete ya estoy arriba del bondi rumbo a la facultad para dar clases. El doc verá luego cómo seguimos. Yo me siento una bola a punto de estallar. Siento frío, calor, agitación, un cansancio atroz y luego una alegría que no sé de dónde me nace. Con esa alegría hago mil cosas. Me paro de cabeza en las clases de yoga y me quedo ahí, varios minutos, respirando. Las invertidas son mi droga, claramente. ¿Quién necesita drogas cuando tiene oxígeno en el cerebro? Mi cuello está mejor luego de encontrar unos ejercicios de Chi Kung en internet que son simples pero eficaces. Dicen que si trabajás con una computadora deberías hacerlo cada una hora. Si no recomiendan hacerlos una vez por la mañana y una vez antes de dormir. Antes de dormir sería hacerlos ahora, por ejemplo. Bueno, me voy a girar el cuello.

24 de octubre de 2013

3

Tengo unas ojeras tremendas. Suena el despertador y me digo que soy una boluda marca cañón. ¿Cómo se me ocurrió darme la inyección a las siete de la mañana? Él me mira con odio y amor, todo al mismo tiempo.
Tengo el cuello a la miseria. Ayer me acosté a cualquier hora. Llegué de dar una clase a cualquier hora. Él ya había cenado. Me hice una especie de omelette con espinacas y una hamburguesita de arroz con aduki. No tenía mucha hambre pero estaba demasiado despierta. Dar clases de noche me deja demasiado alerta. Es horrible. Estar cansada y no poder dormir.
Voy a buscar el Puregón y preparo todo de memoria. Pero lo hacemos juntos porque si no está él nunca pongo la aguja perpendicular a la piel y entonces me duele o sangra o se me hace un moretoncito. Él me va diciendo así sí, no, así. Ayer, por ejemplo, sin darme cuenta me inyecté en una peca. Hoy al menos no. Voy mejorando. Es como estacionar pero con una aguja, ponele.

23 de octubre de 2013

2

Tercera dosis de Puregon. Ayer me dormí a las diez. El cerebro se me iba apagando muy de a poco. Cenamos la tarta  que había hecho el día anterior. Por la tarde había ido a la clase de T. Fue una clase intensa pero diferente. No fue tan física.  La dedicó enteramente a la respiración. Hicimos muchas asanas dinámicas (en movimiento) coordinándolas con la respiración. Terminé muy relajada. También hicimos asanas invertidas. Estuve mucho tiempo cabeza abajo y eso me oxigenó brutalmente el cerebro. Por la noche me salió todo un zarpullido en un costado de la cabeza y una ronchita justo en el entrecejo (tercer ojo). ¿Es el Puregon o es el yoga? Me fui a dormir para no pensar. Hoy me siento bien pero me duele un poco el hombro izquierdo. Sigo con sueño. La gata merodea, me pide agua, me busca todo el tiempo. Eso es raro. En un rato llega A. La casa, impecable. Vino María ayer. Me enseñó a planchar chombas y camisas. Me dio gracia. Me dijo, mientras planchaba, que ella iba a ser un poco abuela de mi hijo. Eso la hace un poco mi madre. Mi mamá tierra, como le digo yo a veces.

21 de octubre de 2013

1

Son las siete de la mañana. Nos despertamos, nos damos unos mimos, él me da mil besos en los labios y luego me dice: "vamos, amor, hoy te toca Puregón". 
Bajo a la cocina, abro la heladera, tomo la cajita de la medicación que compré el viernes y la puregon pen. Él prende la computadora para volver a ver el video de instrucciones. ¿Nos acordamos cómo era? No, no nos acordamos. Hay cosas que mejor no sistematizar. Pasaron muchos meses desde la última vez que me inyecté. Era julio y hacía mucho frío. Era julio y era nuestra segunda inseminación. Era julio y aún no sabía que me quedaría embarazada de esa segunda inseminación. Tampoco sabía que lo perdería y que, al cabo de unos meses, tendría que volver a reaprender cómo inyectarme. 
Estamos en octubre. Es primavera. Pongo alcohol en la punta del cartucho, limpio la lapicera como para sacarle brillo. Respiro y... me pincho con 75 IU. Una dosis redondita. Ya no tanteamos, hemos recorrido un camino y ya sabemos: son 75 UI durante cinco días. Y a esperar a que crezcan dos ovulitos.