Ayer mismo volvimos a hacer el amor. Luego del tratamiento, luego del negativo. Y en el momento del clímax lloré. Fue imprevisible. Él se asustó, quiso saber si estaba bien. Yo no podía hablar. Estábamos muy juntos. Entre el orgasmo y las lágrimas se me escapaban las palabras. Pero sabía que estaba bien. Y que tenía que dejar correr esas lágrimas.
Era el lenguaje del útero hablando. Enviando mensajes a todas las células de mi ser.
Ahora sangro una sangre espesa y brillante. Ya no siento dolor sino una paz relajada. Y sé que mañana tendré que llamar a la clínica otra vez.
Un nuevo ciclo que nace con esta primavera. Dolió pero aquí está. Nada detiene a la naturaleza. Hay saberes que poseo que no me pertenecen a mí.
Qué bonita entrada!! Me alegro que te hayas reconciliado con tu cuerpo. Y ahora la primavera es la estación de la vida :P
ResponderBorrar(Qué envidia, aqui ahora empieza el otoño ... ufff qué pereza!)
Meri, sí, la primavera dan ganas de brotar. Por ahora viene lluviosa la cosa. Disfrutá del otoño que también tiene sus cosas buenas. Te lleva a despojarte de lo accesorio para quedarte con lo escencial. Mucha suerte!
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