Desde hace tres
días a mi cuerpo se le dio por menstruar otra vez. Ya van tres veces en diciembre. El ciclo interrumpido me descuajeringó mal.
El 2 de diciembre menstrué solita. Cancelamos el tratamiento por folículos residales (sabíamos que era probable que sucediera). Primosiston mediante volví a menstruar el 17 (un ciclo de 10 días) para ayudar a mis ovarios a que se deshicieran de esos folículos. No pasó niente. Seguían ahí. Ahora el 24 empecé con pérdidas otra vez. No sé qué pensar. Mi cuerpo se volvió loco. ¿Cómo se hace para mantener la cordura con el ciclo menstrual estallado?
26 de diciembre de 2012
29 de noviembre de 2012
3
Entonces voy a terapia. Y vomito todo. Hay que
decir lo que es real y que a veces se me olvida: yo no tengo ninguna patología que me impida
un embarazo aunque el entorno de concebir a mi bebé sea en un
ambiente médico y controlado.
No estoy enferma. Sólo quiero embarazarme.
El entorno incluye: inyecciones de hormonas (en una dosis baja, hay que aclararlo), ecografías de control, un donante, la inseminación. Pero también incluye: un cuerpo (el mío) que responde bien a la estimulación, ovarios que funcionan, un útero y, por sobre todas las cosas, incluye el amor de nosotros dos.
El entorno lo incluye a él.
No estoy enferma. Sólo quiero embarazarme.
El entorno incluye: inyecciones de hormonas (en una dosis baja, hay que aclararlo), ecografías de control, un donante, la inseminación. Pero también incluye: un cuerpo (el mío) que responde bien a la estimulación, ovarios que funcionan, un útero y, por sobre todas las cosas, incluye el amor de nosotros dos.
El entorno lo incluye a él.
19 de noviembre de 2012
2
Entro con mi vestidito de verano floreado. Me siento bien,
tranquila, sin apremios.
-¿Cómo vamos? ¿Sentiste algo con la medicación?
-Sí... no sé... normal.
Me recuesto en la camilla dispuesta a que me haga la ecografía trasvaginal. Como si fuera cosa de todos los días. Él se dispone a comenzar. -En realidad... siento que todo está trabajando...-le digo.
-¡Y cómo está trabajando! ¡Qué lindo está esto!
Su comentario me hace reir.
-¿Te dije ya que tenés unos ovarios hermosos? Tres óvulos generaste.
-¿TRES?
-Sí, a ver si hay un cuarto....cancelo todo... no, tenés tres, mirá.
Me muestra la imagen y efectivamente los veo. Tres bolitas negras.
-Bueno -me dice apagando la máquina. -Cambiate tranquila que tenemos que analizar los pros y los contras.
Me cambio un poco nerviosa. Salgo de a salita y me siento frente a su escritorio. Saca su libreta y empieza a anotar.
-Vamos por partes. Ovulás bárbaro. Respondés muy bien a la estimulación. A los ovarios les doy un diez.
-Ajá.
-Pero hay una segunda cuestión: el útero. El Clomifeno que tomaste, a algunas mujeres les afecta el tejido endometrial. Ayuda a los ovarios pero disminuye el endometrio. El útero está en un 5, digamos. Podría estar mejor, más mullidito.
Lo miro preocupada.
-No es para que te preocupes. Es algo del Clomifeno, no tuyo. Con la otra droga esto se arregla en un 100%.
-¿Entonces?
-Hay un tercer factor: tenés tres óvulos y sos joven. Hay posibilidad de embarazo múltiple.
-¿Pueden salir los tres?
-Y...
-...
-Estás en un siete, digamos. Y yo querría que para el primer intento estés en un 9 o 10. Si tu marido tuviera semen fresco que procesamos nosotros te haría la inseminación. Si fuera tu cuarto intento, también. Pero es el primer intento y con semen de un banco...
-...
-Yo saco en limpio dos cosas: una que te estimulás bárbaro y la otra que tenemos que usar la otra droga inyectable, pero en dosis bajas, de modo que podamos medir cuantos óvulos queremos.
-Entonces... ¿hay que dejar pasar este ciclo?
-Sí, te voy a dar anticonceptivos porque quiero que los ovarios descansen.
Me voy. Salgo a la calle como atontada. No sé qué hacer. Lo llamo a él, le explico. Nos quedamos hablando inusualmente un tiempo largo en el celular. Camino mientras le hablo sin un rumbo fijo. No sé para donde ir. Me siento como una mamá polla que no sabe qué hacer con sus tres huevos.
-Sí... no sé... normal.
Me recuesto en la camilla dispuesta a que me haga la ecografía trasvaginal. Como si fuera cosa de todos los días. Él se dispone a comenzar. -En realidad... siento que todo está trabajando...-le digo.
-¡Y cómo está trabajando! ¡Qué lindo está esto!
Su comentario me hace reir.
-¿Te dije ya que tenés unos ovarios hermosos? Tres óvulos generaste.
-¿TRES?
-Sí, a ver si hay un cuarto....cancelo todo... no, tenés tres, mirá.
Me muestra la imagen y efectivamente los veo. Tres bolitas negras.
-Bueno -me dice apagando la máquina. -Cambiate tranquila que tenemos que analizar los pros y los contras.
Me cambio un poco nerviosa. Salgo de a salita y me siento frente a su escritorio. Saca su libreta y empieza a anotar.
-Vamos por partes. Ovulás bárbaro. Respondés muy bien a la estimulación. A los ovarios les doy un diez.
-Ajá.
-Pero hay una segunda cuestión: el útero. El Clomifeno que tomaste, a algunas mujeres les afecta el tejido endometrial. Ayuda a los ovarios pero disminuye el endometrio. El útero está en un 5, digamos. Podría estar mejor, más mullidito.
Lo miro preocupada.
-No es para que te preocupes. Es algo del Clomifeno, no tuyo. Con la otra droga esto se arregla en un 100%.
-¿Entonces?
-Hay un tercer factor: tenés tres óvulos y sos joven. Hay posibilidad de embarazo múltiple.
-¿Pueden salir los tres?
-Y...
-...
-Estás en un siete, digamos. Y yo querría que para el primer intento estés en un 9 o 10. Si tu marido tuviera semen fresco que procesamos nosotros te haría la inseminación. Si fuera tu cuarto intento, también. Pero es el primer intento y con semen de un banco...
-...
-Yo saco en limpio dos cosas: una que te estimulás bárbaro y la otra que tenemos que usar la otra droga inyectable, pero en dosis bajas, de modo que podamos medir cuantos óvulos queremos.
-Entonces... ¿hay que dejar pasar este ciclo?
-Sí, te voy a dar anticonceptivos porque quiero que los ovarios descansen.
Me voy. Salgo a la calle como atontada. No sé qué hacer. Lo llamo a él, le explico. Nos quedamos hablando inusualmente un tiempo largo en el celular. Camino mientras le hablo sin un rumbo fijo. No sé para donde ir. Me siento como una mamá polla que no sabe qué hacer con sus tres huevos.
12 de noviembre de 2012
1
¡Empezamos!
El doc nos abre la puerta de su consultorio acompañado por una médica joven que al parecer estuvo en la intervención quirúrgica de julio.
-¿Cómo va, Madame? -me dice.
-Tengo algo para vos - le digo. Y le alcanzo la anatomía patológica que fui a buscar a la Clínica hace como dos meses. (Tomar nota de mi negación a querer ir a buscar ese papelito donde se detallan las cosas que me sacaron de adentro.)
-Ah, bien - me dice. Y abre el sobre. Lo mira, anota algunas cosas y de pronto se sorprende.
-¿Y esto?- se lo muestra a la joven médica que mira también sorprendida.
-No puede ser.
-¿Tenía focos?
-No.
Nosotros paramos la oreja. Me muero por preguntar qué es lo sorprendente pero enseguida pienso que ya fue, me lo sacó, qué importa lo que me sacó. Ya no está en mi organismo. A la mierda con eso.
-Bueno, estamos listos, ¿entonces?
-¡Sí! - decimos al unísono.
-¿En qué día de la menstruación estás?
-Cuarto día.
-Bueno, entonces vamos a mirar como estás -me dice. -Vamos a hacerte una ecografía.
La joven médica me hace pasar a un cuartito pequeñito donde hay una camilla y está el ecógrafo. Me da una bata y se va. Es muy dulce y suave. Le digo que estoy con pérdidas. Me dice que no importa. Me desvisto, les aviso, ella me ayuda a recostarme en la canilla y comienza con la ecografía. El doc aparece detrás y mira la imagen.
-¿A ver acá?... Bien... y acá... sí... ahí se ve clarito la cirugía...
Por mi mente pasan todas imágenes espantosas. Mi mayor miedo en este momento es que hayan aparecido nuevos quistes, un mioma nuevo, algo.
-¿Cuándo te operamos?
-En julio.
-Julio... -dice mientras lo veo que se va a la otra sala. Algo le dice a él que no logro distinguir bien.
La joven médica termina con la ecografía.
Me cambio otra vez. Paso a la otra salita
-¿Tenés ácido fólico en casa?
El doc nos hace una receta de Clomifeno para estimular la ovulación y ácido fólico.
-¿Alguna duda?
-No. Ya te pregunté todo hace como un mes. Me quedó muy claro.
Se ríe.
-Te resististe, eh.
-No seas malo -le digo cuando nos despedimos.
Una vez afuera le pregunto a él:
-¿Qué te dijo el doc cuando estaban solos?
-Que tenés unos ovarios hermosos.
El doc nos abre la puerta de su consultorio acompañado por una médica joven que al parecer estuvo en la intervención quirúrgica de julio.
-¿Cómo va, Madame? -me dice.
-Tengo algo para vos - le digo. Y le alcanzo la anatomía patológica que fui a buscar a la Clínica hace como dos meses. (Tomar nota de mi negación a querer ir a buscar ese papelito donde se detallan las cosas que me sacaron de adentro.)
-Ah, bien - me dice. Y abre el sobre. Lo mira, anota algunas cosas y de pronto se sorprende.
-¿Y esto?- se lo muestra a la joven médica que mira también sorprendida.
-No puede ser.
-¿Tenía focos?
-No.
Nosotros paramos la oreja. Me muero por preguntar qué es lo sorprendente pero enseguida pienso que ya fue, me lo sacó, qué importa lo que me sacó. Ya no está en mi organismo. A la mierda con eso.
-Bueno, estamos listos, ¿entonces?
-¡Sí! - decimos al unísono.
-¿En qué día de la menstruación estás?
-Cuarto día.
-Bueno, entonces vamos a mirar como estás -me dice. -Vamos a hacerte una ecografía.
La joven médica me hace pasar a un cuartito pequeñito donde hay una camilla y está el ecógrafo. Me da una bata y se va. Es muy dulce y suave. Le digo que estoy con pérdidas. Me dice que no importa. Me desvisto, les aviso, ella me ayuda a recostarme en la canilla y comienza con la ecografía. El doc aparece detrás y mira la imagen.
-¿A ver acá?... Bien... y acá... sí... ahí se ve clarito la cirugía...
Por mi mente pasan todas imágenes espantosas. Mi mayor miedo en este momento es que hayan aparecido nuevos quistes, un mioma nuevo, algo.
-¿Cuándo te operamos?
-En julio.
-Julio... -dice mientras lo veo que se va a la otra sala. Algo le dice a él que no logro distinguir bien.
La joven médica termina con la ecografía.
Me cambio otra vez. Paso a la otra salita
-¿Tenés ácido fólico en casa?
El doc nos hace una receta de Clomifeno para estimular la ovulación y ácido fólico.
-¿Alguna duda?
-No. Ya te pregunté todo hace como un mes. Me quedó muy claro.
Se ríe.
-Te resististe, eh.
-No seas malo -le digo cuando nos despedimos.
Una vez afuera le pregunto a él:
-¿Qué te dijo el doc cuando estaban solos?
-Que tenés unos ovarios hermosos.
6 de octubre de 2012
Control
Mi abuelo siempre decía: yo no te controlo, yo te cuido.
Pero yo sentía que era un controlador nato.
Mi mamá siempre se cuidó de no controlarnos demasiado a mi hermano y a mí. Le salió mal. Pobre mi mamá: es una controladora nata.
Yo tengo serios problemas con el descontrol. Me da miedo descontrolarme pero estoy aprendiendo a fluir, a que no todo es plausible de ser controlado.
El proceso de fertilización asistida es un proceso hipercontrolado. Pero no soy yo quien controla. Las hormonas sean naturales o artificiales hacen el trabajo de preparar el óvulo y de la ovulación. En definitiva, pienso que todo lo que me suceda pertenece a procesos que se dan en este mundo. No puede ser algo malo. Está dentro de las leyes naturales aunque se den con hormonas artificiales.
Pero yo sentía que era un controlador nato.
Mi mamá siempre se cuidó de no controlarnos demasiado a mi hermano y a mí. Le salió mal. Pobre mi mamá: es una controladora nata.
Yo tengo serios problemas con el descontrol. Me da miedo descontrolarme pero estoy aprendiendo a fluir, a que no todo es plausible de ser controlado.
El proceso de fertilización asistida es un proceso hipercontrolado. Pero no soy yo quien controla. Las hormonas sean naturales o artificiales hacen el trabajo de preparar el óvulo y de la ovulación. En definitiva, pienso que todo lo que me suceda pertenece a procesos que se dan en este mundo. No puede ser algo malo. Está dentro de las leyes naturales aunque se den con hormonas artificiales.
5 de septiembre de 2012
what a wonderful world
Podría escribir sobre la charla informal que se dio en un seminario de Masaje Tailandés del Norte al que asistí este sábado y del alto impacto que produjo en mi. Estábamos almorzando en círculo, todas éramos mujeres y, de pronto, salió el tema de los hijos. "A mi parece
una locura lo que algunas parejas hacen para tener un hijo". "A
mi me parece que tener un hijo no te realiza como persona". "A
mi me parece que ya hay demasiados niños en el mundo". "¿Por qué no adoptan, habiendo tantos niños en situación de calle?".
Todos estos comentarios me dolieron mucho pero no supe responder. Me quedé callada. Pero hoy, reflexionando, me salen escribir estas palabras que tal vez algún día, si soy valiente, pueda decirlas en voz alta.
Yo no quiero tener un hijo para realizarme como persona. Quiero tener un hijo porque es un deseo que me nace de las entrañas. Si se cumple, será genial. Si no se cumple, soy muy consciente de que la vida es más que eso. Pero ¿qué hay de malo con desear mucho algo?
No se puede hablar desde un lugar que no se conoce. Hoy en día la ciencia nos da posibilidades que antes no teníamos. Por ejemplo, si una pareja decide tener un hijo por un método de fertilización asistida es algo de ellos que no le incumbe a nadie más. Nadie debería meterse en algo tan privado. Nadie les dice a las parejas fértiles cómo tienen que coger para tener un hijo. Del mismo modo, a las parejas que padecemos de infertilidad nos duele muchísimo cuando alguien ajeno a nuestro círculo se mete a opinar sobre algo tan íntimo.
Hoy en día si una mujer sola quiere ser mamá puede optar, si ese es su deseo, por una inseminación con semen de un donante.
Hoy en día, si dos mujeres se aman y quieren formar una familia pueden optar por técnicas de reproducción asistida con espermatozoides de un donante.
Hoy en día si una pareja tiene problemas para concebir naturalmente puede hacerlo mediante las técnicas de baja y alta complejidad que ofrece la fertilización asistida Y también gozar de la posibilidad de la donación de gametos.
Y todo eso a mí me parece maravilloso que exista.
Todos estos comentarios me dolieron mucho pero no supe responder. Me quedé callada. Pero hoy, reflexionando, me salen escribir estas palabras que tal vez algún día, si soy valiente, pueda decirlas en voz alta.
Yo no quiero tener un hijo para realizarme como persona. Quiero tener un hijo porque es un deseo que me nace de las entrañas. Si se cumple, será genial. Si no se cumple, soy muy consciente de que la vida es más que eso. Pero ¿qué hay de malo con desear mucho algo?
No se puede hablar desde un lugar que no se conoce. Hoy en día la ciencia nos da posibilidades que antes no teníamos. Por ejemplo, si una pareja decide tener un hijo por un método de fertilización asistida es algo de ellos que no le incumbe a nadie más. Nadie debería meterse en algo tan privado. Nadie les dice a las parejas fértiles cómo tienen que coger para tener un hijo. Del mismo modo, a las parejas que padecemos de infertilidad nos duele muchísimo cuando alguien ajeno a nuestro círculo se mete a opinar sobre algo tan íntimo.
Hoy en día si una mujer sola quiere ser mamá puede optar, si ese es su deseo, por una inseminación con semen de un donante.
Hoy en día, si dos mujeres se aman y quieren formar una familia pueden optar por técnicas de reproducción asistida con espermatozoides de un donante.
Hoy en día si una pareja tiene problemas para concebir naturalmente puede hacerlo mediante las técnicas de baja y alta complejidad que ofrece la fertilización asistida Y también gozar de la posibilidad de la donación de gametos.
Y todo eso a mí me parece maravilloso que exista.
31 de julio de 2012
Chan
-Estás muy bien- me dice el doc. -Podríamos empezar con el
tratamiento más simple en cuanto te venga la menstruación.
Abrí los ojos del tamaño de dos platos.
-¿En serio? ¿Tan rápido?
-Sí, incluso es aconsejable hacerlo luego de la cirugía.
-¿Pero, entonces, vengo la semana que viene? ¡Me va a venir la semana que viene!
-Bueno, podemos esperar al próximo ciclo. Es tu cabeza la que ahora tiene que permitírselo.
Chan.
Abrí los ojos del tamaño de dos platos.
-¿En serio? ¿Tan rápido?
-Sí, incluso es aconsejable hacerlo luego de la cirugía.
-¿Pero, entonces, vengo la semana que viene? ¡Me va a venir la semana que viene!
-Bueno, podemos esperar al próximo ciclo. Es tu cabeza la que ahora tiene que permitírselo.
Chan.
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24 de julio de 2012
Del barro que estamos hechos
Luego de la cirugía no tengo muchas fuerzas para escribir pero
diré que:
-Las trompas de falopio están normales y permeables (hiupiii)
-No encontró endometriosis perimetral (¡sorpresa!)
-Hay un quiste que evidentemente desapareció solito.
-Me quitó un quiste (endometrósico) del ovario izquierdo de unos 4 cm.
-Me quitó un mioma uterino subseroso de unos 5 cm.
-Las trompas de falopio están normales y permeables (hiupiii)
-No encontró endometriosis perimetral (¡sorpresa!)
-Hay un quiste que evidentemente desapareció solito.
-Me quitó un quiste (endometrósico) del ovario izquierdo de unos 4 cm.
-Me quitó un mioma uterino subseroso de unos 5 cm.
23 de julio de 2012
Todo para la curación
El jueves nos levantamos a las seis de la mañana. Me bañé con el jabón
pervinox tal como me lo habían indicado, me cambié, hice la mochila con
algunas prendas y separé los
papeles para la internación. No podía beber ni comer nada. Él se tomó
un café y partimos rumbo a la clínica. Cuando llegamos aún era de noche.
En admisión me pidieron mis datos, me hicieron llenar unos papeles,
firmar un consentimiento y me mandaron a cirugía ambulatoria (por un
tema de la obra social no podían enviarme directamente a una habitación).
La enfermera de cirugía ambulatoria resultó ser un amor. Me tomó la presión, la temperatura, me hizo las preguntas de rigor y me pidió los pre quirúrgicos. "Ahora te voy a mandar a bañar", me dijo dándome una bata, una gorra y pantuflitas. Me sentí como una niña pequeña. En el baño, mientras me duchaba, me despedí de mi ombligo tal y como lo conocía. "Nos veremos en unos días y ya todo habrá cambiado", pensé. Al terminar volví a la habitación donde además de él ya estaban mis papás. Yo estaba muy ridícula con la ropa para entrar al quirófano pero no me importó. Me sentía tranquila lo cual no dejaba de ser extraño.
Apareció mi médico que venía de hacer una laparoscopía previa para saludarme. Lo primero que dijo fue: "ah, pero qué elegancia". Nos reímos. Después me preguntó si había logrado dormir algo. "Sí", le respondí, "Y vos, ¿descansaste bien? Porque el que va a operar acá sos vos". Se rió y me aseguró que sí. Tranquilizó a todo el mundo y aclaró un poco los tiempos de la cirugía. Luego, la enfermera vino a buscarme y me llevó caminando a la zona de los quirófanos que estaba pintada de un azul como el de las piscinas. Pasamos pasillos y puertas de vidrio.
-Entonces así es como son los hospitales del otro lado...
Me recibió otra enfermera que me volvió a hacer las preguntas de rigor mientras me llevaba al quirófano. Me acostaron en una camilla y se presentaron todos: el anestesista y algunos otros médicos. Se los veía alegres, estaban radiantes en sus trajes de quirófano. "Esta gente trabaja de esto. Es lo que hacen de sus vidas". Luego apareció mi médico y me los fue presentando a todos. "Son amigos, trabajan en equipo, se tratan bien", pensé. Eso me tranquilizó. El anestesista me preguntó si ya había estado en un quirófano alguna vez. Le dije que no, que era mi primera vez. Entonces me explicó exactamente lo que iba a sentir. Una de las médicas jóvenes me sonrió mientras se lavaba y me dijo: "que curiosa sos, cómo mirás todo". Yo no podía explicarle que todo me resultaba fascinante, estar allí, con ellos y todo ese equipamiento al servicio de mi curación.
Me pusieron una vía que casi ni sentí y me administraron algo que me relajaba y me daba mareos. Podía escucharlos aún revolotear, hablar entre ellos. Sentí una voz desde el fondo de mi alma que me decía: "Bueno... finalmente vas a experimentar la materia. Este es un mundo donde hay materia". Una de las médicas me acomodó las piernas en posición ginecólogica y me explicó que lo hacía conmigo despierta para que yo estuviera cómoda, me preguntó varias veces si la posición no me dolía. Todo estaba cargado de una atmósfera de respeto y atención. Mi médico me pidió que cerrara los ojos y su pedido me hizo sonreir. Los cerré pero aún los escuchaba. Una última pregunta me atormentó. "¿Y si no me dormía?". Los efectos de la anestesia comenzaron a hacer efecto y por último escuché la voz del anestesista diciendo: "bueno, ahora sí, buen viaje, chauuu".
Y así fue. Fue un chau rotundo. Se apagó el mundo. Me sumergí en un sueño muy profundo. Me sentía calentita y cómoda. No recuerdo qué soñé pero me sentía en un sitio seguro, amado y muy tranquilo.
Y de pronto, pum, vuelta a la vida. "Hoooola, arriiiiiba, todo está bien", dijo el anestesista. De lejos, la voz de mi médico diciendo: "Todo quedó perfecto". Se lo sentía feliz, exultante. Eso me dio tranquilidad. Tosí como si estuviera respirando mi primera bocanada de aire. Hice una señal de "está todo bien" con el dedo pulgar. Unos cuantos brazos me trasladaron a la camilla que me llevó a la habitación de cirugía ambulatoria. Sentí las manos amorosas de la enfermera tapándome con varias frazadas y el cuerpo que no me respondía. Yo sólo quería dormir pero el cuerpo quería despertar. Respiré profundo. Trataba de relajar los miembros pero se me contraían.
Luego me cambiaron a la habitación que me correspondía. Fui en camilla, semidormida. Yo sólo veía luces. Fue como estar en una película pero sin la banda sonora. De pronto, en el medio del sopor de la anestesia murmuré: "ahora entiendo por que en las series de médicos te muestran siempre estas luces, es lo que ve el paciente desde la camilla".
La enfermera de cirugía ambulatoria resultó ser un amor. Me tomó la presión, la temperatura, me hizo las preguntas de rigor y me pidió los pre quirúrgicos. "Ahora te voy a mandar a bañar", me dijo dándome una bata, una gorra y pantuflitas. Me sentí como una niña pequeña. En el baño, mientras me duchaba, me despedí de mi ombligo tal y como lo conocía. "Nos veremos en unos días y ya todo habrá cambiado", pensé. Al terminar volví a la habitación donde además de él ya estaban mis papás. Yo estaba muy ridícula con la ropa para entrar al quirófano pero no me importó. Me sentía tranquila lo cual no dejaba de ser extraño.
Apareció mi médico que venía de hacer una laparoscopía previa para saludarme. Lo primero que dijo fue: "ah, pero qué elegancia". Nos reímos. Después me preguntó si había logrado dormir algo. "Sí", le respondí, "Y vos, ¿descansaste bien? Porque el que va a operar acá sos vos". Se rió y me aseguró que sí. Tranquilizó a todo el mundo y aclaró un poco los tiempos de la cirugía. Luego, la enfermera vino a buscarme y me llevó caminando a la zona de los quirófanos que estaba pintada de un azul como el de las piscinas. Pasamos pasillos y puertas de vidrio.
-Entonces así es como son los hospitales del otro lado...
Me recibió otra enfermera que me volvió a hacer las preguntas de rigor mientras me llevaba al quirófano. Me acostaron en una camilla y se presentaron todos: el anestesista y algunos otros médicos. Se los veía alegres, estaban radiantes en sus trajes de quirófano. "Esta gente trabaja de esto. Es lo que hacen de sus vidas". Luego apareció mi médico y me los fue presentando a todos. "Son amigos, trabajan en equipo, se tratan bien", pensé. Eso me tranquilizó. El anestesista me preguntó si ya había estado en un quirófano alguna vez. Le dije que no, que era mi primera vez. Entonces me explicó exactamente lo que iba a sentir. Una de las médicas jóvenes me sonrió mientras se lavaba y me dijo: "que curiosa sos, cómo mirás todo". Yo no podía explicarle que todo me resultaba fascinante, estar allí, con ellos y todo ese equipamiento al servicio de mi curación.
Me pusieron una vía que casi ni sentí y me administraron algo que me relajaba y me daba mareos. Podía escucharlos aún revolotear, hablar entre ellos. Sentí una voz desde el fondo de mi alma que me decía: "Bueno... finalmente vas a experimentar la materia. Este es un mundo donde hay materia". Una de las médicas me acomodó las piernas en posición ginecólogica y me explicó que lo hacía conmigo despierta para que yo estuviera cómoda, me preguntó varias veces si la posición no me dolía. Todo estaba cargado de una atmósfera de respeto y atención. Mi médico me pidió que cerrara los ojos y su pedido me hizo sonreir. Los cerré pero aún los escuchaba. Una última pregunta me atormentó. "¿Y si no me dormía?". Los efectos de la anestesia comenzaron a hacer efecto y por último escuché la voz del anestesista diciendo: "bueno, ahora sí, buen viaje, chauuu".
Y así fue. Fue un chau rotundo. Se apagó el mundo. Me sumergí en un sueño muy profundo. Me sentía calentita y cómoda. No recuerdo qué soñé pero me sentía en un sitio seguro, amado y muy tranquilo.
Y de pronto, pum, vuelta a la vida. "Hoooola, arriiiiiba, todo está bien", dijo el anestesista. De lejos, la voz de mi médico diciendo: "Todo quedó perfecto". Se lo sentía feliz, exultante. Eso me dio tranquilidad. Tosí como si estuviera respirando mi primera bocanada de aire. Hice una señal de "está todo bien" con el dedo pulgar. Unos cuantos brazos me trasladaron a la camilla que me llevó a la habitación de cirugía ambulatoria. Sentí las manos amorosas de la enfermera tapándome con varias frazadas y el cuerpo que no me respondía. Yo sólo quería dormir pero el cuerpo quería despertar. Respiré profundo. Trataba de relajar los miembros pero se me contraían.
Luego me cambiaron a la habitación que me correspondía. Fui en camilla, semidormida. Yo sólo veía luces. Fue como estar en una película pero sin la banda sonora. De pronto, en el medio del sopor de la anestesia murmuré: "ahora entiendo por que en las series de médicos te muestran siempre estas luces, es lo que ve el paciente desde la camilla".
31 de mayo de 2012
Ombligo
Me dijeron que en una laparoscopía una de las aberturas que
utilizan para entrar con una camarita y ver cómo está la genitalia
femenina es el ombligo. Siento una extraña curiosidad por el hecho
de que volverán a abrir ese canal: el ombligo.
Me pregunto cómo queda el ombligo luego de una laparoscopía. Después de todo, es la primera gran cicatriz. ¿Cómo será cerrar un ombligo por segunda vez? Nacimos de nuestra madre porque tenemos un ombligo que evidencia que alguna vez estuvimos unidos a ella. Me pregunto si esta laparoscopía no será un nuevo nacimiento para mí, una ruptura de algo vibracional. Sea como sea, estoy preparada. Me doy permiso para que abran mi ombligo y hagan lo que sea necesario para gestar a este nuevo ser.
Me pregunto cómo queda el ombligo luego de una laparoscopía. Después de todo, es la primera gran cicatriz. ¿Cómo será cerrar un ombligo por segunda vez? Nacimos de nuestra madre porque tenemos un ombligo que evidencia que alguna vez estuvimos unidos a ella. Me pregunto si esta laparoscopía no será un nuevo nacimiento para mí, una ruptura de algo vibracional. Sea como sea, estoy preparada. Me doy permiso para que abran mi ombligo y hagan lo que sea necesario para gestar a este nuevo ser.
28 de abril de 2012
Caparazón que quiere ser corazón
Me dispongo a dejar mi pasado en una sala de operaciones.
Hay huellas de vida que deberían poder quemarse. Quiten esto que mi cuerpo generó.
Me cuesta expulsar, me cuesta perdonar, me cuesta avanzar hacia otra etapa, me cuesta pero es algo que deseo con todo mi corazón.
En el fondo, generar vida es uno de los misterios más bellos que una mujer puede animarse a vivir. Y yo sé que soy valiente. Aunque me muera de miedo.
Necesito de mis ovarios sanos. Sé, en el fondo, que esto es algo muy viejo, una forma de ser que caducó o que quiere caducar. Uno de mis caparazones que quiere ser corazón. Y para eso necesito ayuda. Ya basta de querer hacerlo todo yo sola.
Me voy a hacer la laparoscopía este año. Todos los pasos van hacia esa dirección. Nada de lo que me dijeron en ese consultorio me sorprendió. Sé que vengo preparándome para esto. Algo muy atinado que dijo el médico y que quiero escribirlo acá: "no existe una enfermedad, existen personas que sufren de una enfermedad".
Muy pero muy cierto.
Hay huellas de vida que deberían poder quemarse. Quiten esto que mi cuerpo generó.
Me cuesta expulsar, me cuesta perdonar, me cuesta avanzar hacia otra etapa, me cuesta pero es algo que deseo con todo mi corazón.
En el fondo, generar vida es uno de los misterios más bellos que una mujer puede animarse a vivir. Y yo sé que soy valiente. Aunque me muera de miedo.
Necesito de mis ovarios sanos. Sé, en el fondo, que esto es algo muy viejo, una forma de ser que caducó o que quiere caducar. Uno de mis caparazones que quiere ser corazón. Y para eso necesito ayuda. Ya basta de querer hacerlo todo yo sola.
Me voy a hacer la laparoscopía este año. Todos los pasos van hacia esa dirección. Nada de lo que me dijeron en ese consultorio me sorprendió. Sé que vengo preparándome para esto. Algo muy atinado que dijo el médico y que quiero escribirlo acá: "no existe una enfermedad, existen personas que sufren de una enfermedad".
Muy pero muy cierto.
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