El año empezó raro.
A lo micro hay que
agregarle lo macro y no creo que nadie que tenga un poco de sensibilidad
social haya sentido que este año empezó bien.
Se sabe que la reproducción asistida cambia todo
el esquema de vida y ahora que no estamos pensando en reproducirnos
emergen otras necesidades.
Y aunque cueste decirlo.... la verdad es que no sé bien qué necesidades son esas.
Nótese que pasé de la primera persona del plural a la primera del singular. Porque ahora hablaré por mi y no por un nosotros.
En estos tres años de luchar contra la infertilidad confirmé lo que supe desde el momento en que me enamoré de él. Mi amor por él nunca estuvo atado a la idea de ser papás. Siempre supimos que ése era un deseo. Pero no era el único deseo.
Tuve suerte de conocerlo, de enamorarme, de conocer el amor verdadero. Tuve suerte de que este amor me hiciera crecer en aspectos que jamás pensé que se podía. Tuve suerte también de que me hiciera pasar por momentos muy oscuros porque, en definitiva, luego de pasar por ellos, la luz es tan intensa que aleja el miedo.
Yo no sé qué será de nosotros como papás. Lo que sé es que este año cumpliré 39 años y desde los 35 que vengo intentando ser mamá. Y este cumpleaños es el primero en estos tres años en los que pediré otros deseos. Y no pediré el deseo de "quedarme embarazada".
No deseo volver a pasar por un tratamiendo de reproducción asistida (que es el modo en que podría embarazarme). Porque cuatro inseminaciones artificiales, un aborto espontáneo, dos in vitro, una transferencia de congelados y un embarazo bioquimico mermaron mi salud, mi integridad emocional, mi conexión con mi ser femenino, mi vagina, mis menstruaciones, mi receptividad.
Pusieron en jaque todo mi sistema de valores. Y agradezco que así haya sido. me saqué varios prejucios de encima. Creo que ahora soy mejor persona que hace unos años.
Pero lo cierto es que mi deseo de este año es no envenenarme más. Esto, por supuesto, es muy personal. Que ninguna mujer se sienta agraviada con lo que digo. Es mi experiencia y entiendo que cada una podrá sentirse libre de sentir otras cosas, incluso estarle eternamente agradecida a los tratamientos de reproducción asistida. Yo sólo espero que en el futuro los tratamientos de reproducción asistida dejen de tratar a las mujeres como máquinas de producir gametos. Y entiendan lo que en agricultura es una ley muy antigua: si explotás mucho un suelo, lo terminás deteriorando.