Lo más bizarro: hacer un evatest y
que el pis que colocás en el plastiquito esté todo rojo por la
bendita menstruación. Cualquiera.
Negativo. Obvio. Nos quedamos un rato
abrazados en la cama.
Ni siquiera sabemos si hubo concepción. Es triste.
El día arranca y yo siento un elefante en el cuerpo. Es la menstruación, me digo a mí misma pero cuando me miro la cara reconozco la angustia. Estoy despeinada, desorientada, la ropa deslucida. Todo está
fuera de lugar.
Recibo un mail del médico que me tira buena onda y cariñosamente me propone que vaya el miércoles para seguir "con energía". El miércoles es un quilombo de
horarios, empiezo a hacer malabares para que algo de esto encaje en mi rutina.
Y me voy a duchar. Lloro un ratito mientras el agua caliente va
barriendo el color de la última sangre que cayó. Pienso en cosas buenas: me vino la
menstruación en un ciclo largo. ¿Hacía cuanto que no me pasaba
eso? Ah, qué lindas son las drogas cuando hacen bien su trabajo. Y
vino rojísima, un color maravilloso. Y vino sin dolor. ¡Sin dolor!
O sea que se puede ser fértil sin
dolor. Se puede ovular y todo eso sin dolor.
O sea que se puede tener una
menstruación de verdad. Sin dolor. Con todo el ciclo completo.