27 de mayo de 2015

Desesperación

Llevo toda la tarde llorando. Llorando y con náuseas, dolor de cabeza,sensación de que quiero vomitar algo. Tal vez lo que necesito es vomitar lo que se me pasa por la cabeza en estos días. Así sin pensar mucho. Tirarlo todo a esta página virtual. Me duele todo el cuerpo pero más me duele el alma. Porque esta vez sí que esto ha hecho mella en mi. No es como otras veces que yo decía bueno, a ver cómo nos arreglamos para el próximo. No. Siento que no quiero saber más nada con ningún procedimiento médico más. No hay próximo. No hay nada. No aguanto más toda esta mierda de los tratamientos, de que todo parece que sí y luego obstáculos aquí y allá y esto que no da bien y los valores y la edad y los pinchazos, los protocolos, las ecografías, basta.
Pero entonces pienso en que no voy a tener nunca un bebé. Y lloro, lloro a más no poder. Lloro porque me hubiera gustado que este tratamiento funcionara. Ya van tres años y yo sé que hay mujeres que han buscado mucho más. Sé que hay gente que ha pasado por muchísimos más tratamientos de los que he pasado yo. Pero en todo este proceso siento que me han arrancado un pedazo de mí misma. Que hay algo que no está bien en todo esto. Que me falta algo mío, algo bueno que yo tenía.
Y no sé qué voy a hacer. ¡No sé qué voy a hacer! No sé si seguiré, si buscaré otro médico, otra clínica, alguien que me explique qué pasó con ese embrión que no pudo evolucionar. No sé nada. No sé ni quién soy en este momento. Dudo hasta de mi deseo. ¿Qué me impulsa a hacer esto? ¿Qué?
Ya me voy a contestar.   

13 de mayo de 2015

Reflexioncita

-Siento que no voy a hacer feliz nunca más.
-El "nunca más" es cuando te morís. Ahí sí que nunca más. Mientras estemos vivos... ser feliz es posible.

12 de mayo de 2015

Un sueño

Estábamos en un hotelito en Inglaterra. No se me ocurre qué hacíamos ahí. Era de noche y estábamos a punto de irnos a dormir. Pero entonces descubríamos que había dos esqueletos entrelazados en nuestra cama.
En el baño igual. Había un esqueleto en la bañadera (era un hotel con bañadera) y otro sentado en el inodoro.
Recuerdo que no me daban miedo pero me hacían sentir muy extraña. Quería salir de allí.

Por la mañana le cuento el sueño.
-Bueno, es sabido que los ingleses no tienen muy buen gusto.
-¡Pero eran esqueletos! ¡En la cama! ¡En el baño!
Él suspira. Me dice con voz calma.
-Estamos rodeados de esqueletos, amor. En la cama... en el baño...
-¿Vos lo decís por... los embriones? ¡Pero estos eran esqueletos enormes!
-No sé vos pero yo a los embriones los siento como algo muy grande, amor.

11 de mayo de 2015

Una fiesta

Al día siguiente teníamos que dar una fiesta. Sí, una fiesta.
En vistas al cumpleaños de él habíamos hecho un simple razonamiento: esperar a la beta para festejar. Si daba positivo, pues sería una gran fiesta de cumpleaños y si daba negativo tendríamos una semana para reponernos y festejar igual.
Pero en el camino de la reproducción asistida nada es simple. Dio positivo y una semana después lo estaba perdiendo.
¿Y qué hacíamos con la fiesta?
Decidimos hacer laborterapia. Habíamos prometido cocinar un gran guiso de lentejas para treinta amigos. El viernes, luego de la tercera beta, una vez descartado el ectópico y sabiendo que se estaba perdiendo, nos pusimos a cortar verdura y carne al son de Show must go on de The Queen.
Dimos la fiesta.
Yo todavía podía sentir la hormona dando vueltas por mi cuerpo. No me había bajado ni una gota de sangre. Nada.
Vinieron todos. Muchos de nuestros amigos ya tienen hijos. Algunos son bebés y otros son niños. En un momento, aturdida por el ruido, la gente y la bebida fui a buscar algo a mi cuarto. Y allí estaban, tres niños en mi cama, uno de ellos le leía al hermano menor y el tercero dormía a pata suelta.
No puedo explicar lo que le pasó a mi corazón en ese momento. Tuve que salir rápido de la habitación.
Abajo seguía el barullo.
Las lentejas salieron deliciososas, no quedó nada, como si hubiera pasado la langosta por mi casa.
Finalmente a las dos de la mañana la casa quedó vacía.
Nos miramos, extenuados. Nos abrazamos.
Me dijo: sos tan hermosa.
Y yo empecé a llorar.

10 de mayo de 2015

Saliendo de la anestesia

Viernes muy temprano por la mañana. Voy a la clínica a buscar una orden para hacerme la tercera beta de la semana. Cuando estoy por salir, se abre la puerta del ascensor y lo veo a mi doc que está recién entrando.
Me mira con ojos comprensivos, sabe que estoy pasando por un infierno.
-¿Cómo estás?
No sé bien qué responder. No esperaba verlo. Le digo lo primero que me sale.
-¿La verdad? En shock. Todavía no entiendo lo que pasó. Encima todavía siento todos los síntomas.
-Claro, es porque la hormona tarda en bajar...
-¿Vos estás pensando que puede ser algo peor que...?
-No, no, un ectópico da valores más altos. Pero en una in vitro tenemos que estar bien seguros. Lo más probable es que haya sido un bioquímico. Y que la hormona vaya bajando. 
Lo miro, tomo aire y coraje y le pregunto:
-Vos... ¿cómo ves el futuro?
Él sonríe.
-Vos sos joven, tenés esa ventaja. Implantás bien, eso ya quedó demostrado. Te embarazaste dos veces. El bioquímico y los negativos anteriores van dibujando el cuadro: baja reserva ovárica y el problema que eso trae, que los óvulos no son muy buenos. Pero te repito: sos joven. Ahora no tomes ninguna decisión. No podés. Es como si estuvieras saliendo de una anestesia*. Vamos a esperar que pase esto y después hablaremos bien de las posibilidades.
Me da un beso y me dice que lo llame si necesito algo, hablar, lo que sea.
-Cuídense mucho.
Salgo de la clínica con la orden en la mano. Camino las cuadras que me separan del laboratorio, me saco sangre.
Siento las tetas grandes y me baja un flujo transparente, precioso. Siento la dulzura de mi embrión, que se va despidiendo.
Vuelvo a casa.

* anestesia: del griego ἀναισθησία, que significa "insensibilidad".

5 de mayo de 2015

No me pares ahora

Al son de Don't stop me now de Queen escribo esta entrada. Estoy harta de tener miedo. Harta de no poder festejar un positivo y tener que estar agarrándome por las dudas de si algo va mal. Va a ir bien. Y si no, ¡al menos por ahora va bien! Y quiero gritarlo a los cuatro vientos porque la vida es esto también. ¡Son estos momentos! Estoy harta de que me miren y me midan como si fuera un conjunto de células. ¡La vida es más que eso! Estamos embarazados! Lo hemos logrado. Logramos ver esas dos rayitas en el baño de casa a las cinco de la mañana, nos emocionamos, lloramos y luego ¡logramos una beta aceptable!
¡Vamos! ¡No me pares ahora!
Me lo digo a mi misma. Vamos, no me pares ahora, Amapola, ¡no me pares! Me lo dicen ellos, mis embrioncitos, que desde el fondo de mis entrañas me dicen: "cause we are having a good time! We are having a good time!"

Gracias por sus lindos comentarios. 

4 de mayo de 2015

Beta +

La beta dio positiva.
Felicidades, dijo el doc. Y también dijo: es un buen valor.
A 34 días del ciclo da un valor de 349. Pero también dijo: hay que repetirla el miércoles.
Y eso, por supuesto, me puso muy pero muy nerviosa.
Pero como dijo mi hermano: "hoy estás embarazada. El miércoles seguiremos brindando.

3 de mayo de 2015

Una tímida segunda raya

Siendo mi séptima betaespera (y mi tercer año en tratamientos de fertilidad) me había prometido disfrutar al máximo todo lo que pudiera.
Pero en la segunda semana, como era de esperarse, todos los síntomas de la medicación se fueron. A día 8 post transfer comencé con dolor de ovarios, molestias lumbares y luego una sensación de que me vendría la menstruación todo el tiempo. Para colmo, el día 28 del ciclo manché un poquito el papel higiénico. Primero rosado y luego marrón. Con ese manchado me desmoroné pues así siempre empezaron mis menstruaciones cada vez que me hice tratamientos. Así que lloré como si no hubiera un mañana.
Pero, oh, el manchado no siguió. La progesterona volvió a salir blanca.
¡Eso sí que era algo nuevo!
Me habían marcado el día de la beta para el 1º de mayo. Un día feriadísimo. Y además, era el cumpleaños del futuro papá. Como no iba a haber ningún laboratorio abierto y el 2 de mayo era sábado me dijeron que mejor la hacíamos el 4 de mayo para estar bien seguros. Si la hacíamos el 30 de abril nos arriesgábamos a que nos diera un falso negativo. ¡Así que a aguantarse y a esperar!
Y obviamente, me compré un evatest.
A 32 días del ciclo y a 14 días post transfer, me desperté a las cinco de la mañana con ganas de hacer pis. Me levanté y me dije, listo, ya fue, yo me hago el test ahora y que sea lo que Dios quiera. Los cinco minutos se me hicieron eternos. Tuve que salir del baño para no quedarme como una idiota mirando si la tirita cambiaba de color. Pero al cabo de ese tiempo cuando volví a entrar vi que efectivamente se había dibujado una segunda raya, clarita, pero sí, ahí estaba.
Lo desperté.
-Amor, despertate, amor, ¡hay una segunda raya!
-¿Estás segura?
Se lo mostré. 
-No veo nada, pará que me pongo los lentes.
-Es muy clarita pero está ahí. ¿La ves? ¡Pará que prendo la luz!
-No veo nada, pará, ¡voy a buscar una linterna!
Ay, los hombres.... ¡una linterna!
Pero bueh, ahí a la luz de su linterna vimos esa bendita segunda raya, hablándonos, diciéndonos en lenguaje de embrión: acá estamos, EXISTIMOS.
Hoy me hice un segundo test y ya la raya se marca mejor. Mañana es la beta.