Pasó lo que nunca nos había pasado pero que "puede pasar y no significa nada, quedate tranquila, todo está bien". No hubo respuesta a la estimulación. Mis ovarios están indecisos. Hay folículos pero ninguno se desprende. Todo está igual que el miércoles pasado. Me he metido 475 UI de Puregón para nada.
-No quiero que te preocupes - me dice mi médico. -Esto es algo que a veces pasa. No siempre se obtienen buenos ciclos. Es normal en toda mujer. Tu ovario ecográficamente está bien, tus hormonas dan bien. Son datos que me dan la pauta de que esto no es más que un ciclo no muy bueno en tu historia. Punto.
Pero yo siento que se me derrumba el mundo. Ahí mismo. Juro que estoy tratando de dejar el melodrama de largo pero hay veces... Me quiero ir, me quiero ir de ese consultorio y sacarme todo el puregón que tengo encima. Me quiero lavar, lavar íntegra, darme un abrazo, estar sola, decirme, sí, ya sé, estás cansada, tenés derecho a estar cansada y a no querer generar ni un puto folículo más con esa mierda de ovario de rata china que te metés en el cuerpo. ¡Tenés razón, tenés razón!
Pero lo que hago es tragar saliva y preguntar:
-¿Y ahora qué hacemos?
-Suspendemos la medicación. Podríamos seguir intentándolo con más medicación pero vas a llegar con un folículo y yo quiero que llegues con dos para que por lo menos tengas el doble de chances.
-Ok, suspendemos la medicación, pero ¿qué va a pasar con este ciclo?
-Es un ciclo perdido... aunque igual lo vamos a ir monitoreando.
-¿Monitoreando por qué?
-Por si a pesar de todo se genera un folículo. Nunca se sabe. Quiero ver qué pasa. Y ahí vemos que hacemos. Pero como viene la mano... esperemos al lunes que viene para volver a hacer una eco.
Lunes que viene.
Todo parado.
Tibio, el hornito está tibio.
Y entonces pienso: Es que no se puede vivir encendida todo el puto año.
Claramente.
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