5 de agosto de 2015

Un ofrecimiento muy especial

Hoy me junté a almorzar con mi prima luego de varios años. A veces nos vemos en reuniones familiares pero hacía años que no manteníamos una conversación privada.
En mi familia saben que estoy en reproducción asistida. No es un secreto. Mi mamá se lo contó a mi tío (su hermano) y de ahí que mis primos sepan algo aunque ningún detalle de cómo y cúando sucedieron las cosas.
Cuando mi prima me pidió de juntarnos yo sabía que se venía la pregunta. Por eso supongo que tardé tanto en aceptar este almuerzo.
Mi prima tiene dos hermosas hijas. No tuvo ningún problema para quedarse embarazada y las tuvo relativamente joven. Siempre que la veo es increíble el parecido que tiene con mi madre. Yo no soy parecida a mi madre, en las facciones me parezco más a mi padre.
Tuvimos una larga charla donde le conté un poco el periplo de estos tres años en reproducción asistida y el diagnóstico más preciso al cual hemos llegado: la calidad dudosa de mis ovocitos. Ella asentía, me miraba, me sostenía la mano y me daba aliento, coraje. Me contó de una pareja amiga suya que recientemente se habían quedado embarazados de mellizos.
-¡Y ella tiene 43 años! -me aclaró.
Yo me sonreí.
-¿Mellizos y con 43 años? O tu amiga es muy fértil o fue por ovodonación.
Se le agrandaron los ojos. Su mirada me interrogó enseguida. Empezamos a hablar del increíble mundo de la donación de gametas. Óvulos, espermatozoides, embriones... Y que gracias a ello mujeres con fallo ovárico prematuro o con edades avanzadas podían ser mamás.
-Entenderás que nosotros no tenemos problemas con lo genético. Si acepto los espermatozoies de un donante hombre puedo aceptar óvulos sanos de otra mujer.
-Pero entonces no está todo perdido -me dijo sonriendo. 
-No, no, hay muchas cosas que aún se pueden intentar...
Ella se quedó en silencio un rato. Luego me preguntó:
-¿Y cómo hace una mujer para donar?
Le conté de la estimulación con hormonas para provocar la mayor cantidad de ovocitos en el ovario, del momento de la punción en el quirófano y con sedación y luego... su labor está cumplida.
Otra vez se quedó en silencio. Luego me dijo:
-Si decidís ir por el camino de la ovodonación y... te sirve.... yo te doy mis óvulos.
Me quedé dura, sentada en la silla, los ojos como platos.
-En serio... mirá, tengo dos hijas sanas, nunca tuve un aborto, me quedé embarazada rápido, tengo ciclos reloj, sé que ovulo porque me cambia el flujo, me doy cuenta. Esa parte de mi cuerpo doy fe que anda bien. Si se puede, yo te los doy de mil amores.
Se me salieron las lágrimas. A ella también.
-No sé... que decir... wow, nunca jamás una mujer me hizo este ofrecimiento. ¡Dios mío!

Y yo que me preguntaba cómo eran las donantes. Ahí enfrente tenía una. Mi prima. Dispuesta a pasar por una estimulación, pincharse durante 10 días tres inyecciones diarias, meterse en un quirófano para que otra mujer -yo- fuera mamá.
Mi prima tiene 40 años. De más está decir que jamás la aceptarían en la clínica de fertilidad (creo que tienen un límite de edad para las donantes). Pero su ofrecimiento, tan sólo el ofrecimiento, fue uno de los mejores regalos que me pudo dar este día.

7 comentarios:

  1. Afortunadamente existen personas tan maravillosas como tu prima. Mandale un besobloguero cuando la veas, de parte de una mami que lo fue gracias a gente buena como ella, aunqur no pueda donar por edad lo mas dificil lo tiene, que es el querer ayudar a otras personas.

    Un.beso!

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  2. Guauu qué fuerte, a mí también se me saltaron las lágrimas. Seguramente habrá otras mujeres como tu prima pero con la edad permitida por el procedimiento para el caso que decidas ir por ese camino. De cualquier manera su gesto no tiene precio. Un beso grande, te leo siempre

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  3. Qué bonito ^^ gesto y ojala pudiera donar...quien sabe si tiene buena reserva ovarica podrían dejarla?

    Un beso!

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  4. WOW. Mucha generosidad la de tu prima, más allá de si las circunstancias lo hacen posible o no es un gran acto de amor ♥

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  5. Que hermoso regalo, el de quien dona para que otros hagan realidad su sueño :)

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