31 de octubre de 2014

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La ecografía salió bien. Suspendí las anticonceptivas y voilà: estoy menstruando. Día 1 del ciclo y arrancamos con el protocolo para la transferencia con embriones congelados.
Parecía que no iba a llegar nunca pero acá estamos. Y de buen humor.
Quién lo diría.
Ahora, ¡a preparar el útero! Ovarios, esta vez se quedan tranquis, eh, que ya los "chicos" están hechos.

29 de octubre de 2014

Así es el amor de los padres

Hoy tengo turno en la clínica para una ecografía y se definirán algunas cosas. Desde ayer una tormenta eléctrica muy fuerte inundó las calles de Buenos Aires. Mi padre me llamó preocupado.
-Mañana va a seguir lloviendo fuerte, ¿querés que te lleve?
Así que hoy voy con mi papá y mi mamá.

28 de octubre de 2014

Respirar

Descubrí que no me tengo que olvidar de respirar. Que no me tengo que olvidar de que por más que haya un algo exterior que gobierna en este momento el eje hipotálamo-ovarios y me produce síntomas molestos, respirar me hace bien. Respirar no es sólo tomar aire por la nariz. Respirar es crecer con el cuerpo, estirarse, hacer lugar, darle espacio a los órganos.
No me tengo que olvidar nunca de esto.
Aunque me esté dando con todas las hormonas del mundo.

27 de octubre de 2014

En la (helada) espera

A mis dos embriones,

Sé que ahora están durmiendo pero que me sienten. Estamos unidos por un cordón muy especial. Es un cordón que no se puede cortar porque es el cordón del amor. Sé que todo es muy delicado y que no hay certezas de nada. Verán, amores míos, existir, obtener un cuerpo, venir a este mundo no son acciones que deban tomarse a la ligera. En este momento ustedes son puro potencial. Potencial para ser.
La diferencia entre ser y no ser es el tiempo. Poseer células es poseer un reloj. Un tic tac interno. Lo demás es eternidad (que se nos escapa a quienes estamos vivos). Ustedes ahora están en un limbo de sueño helado. Por ahora, todo está detenido para ustedes. Pero no el amor. El amor siempre crece a raudales.
Pronto iré a buscarlos y perderán la eternidad. Ganarán vida. Seré un buen estanque de agua para ustedes. Y si tenemos suerte y el azar está de nuestro lado, tal vez, el reloj de la vida comience a correr. Y de un puñado de células, ustedes devengan bebés, niños, personas.
Y a papá y a mí nos cambiará la vida.
Si esto no es posible volverán a esa eternidad de la que salieron. Aunque a mí se me rompa el corazón, sabré que estuvieron dentro mío intentándolo.
Los amo muchísimo.

Mamá.

Ya serás pasado

No quiero escribir cosas negativas pero tampoco puedo hacer oídos sordos a lo que mi cuerpo grita. Estoy hasta la coronilla de estas anticonceptivas. ¡Me están volviendo loca! A la retención de líquidos se añade una hipersensibilidad en la piel. Por ejemplo, no puedo estar descalza en el pasto que me broto por completo. Y con lo que me gusta estar en el pasto.
La primer semana lloré todos los benditos días y me arrastraba por el piso. La segunda semana estuve eufórica y me tenía que contener para no desbordarme. La tercer semana mi mal humor era tan notorio que mi media naranja tuvo que ponerme algunos puntos. Cosa que, claro, disparó mi llanto irrefrenable. Parecería que no puedo tener una charla adulta ni aceptar ninguna crítica. Todo dispara mi sensibilidad. Todo.
Necesito volver a sentirme bien. Volver a ser yo. ¡Devuélvanme mi cuerpo, mi hipófisis, mi cerebelo, carajo!
Falta poco. El miércoles me toca ecografía y todo esto será el pasado.

21 de octubre de 2014

El donante

Para hacer este bebé somos tres.
Mamá, papá y el donante anónimo que nos dio su semilla para que este bebé pueda florecer. 
Me han dicho que el donante es joven. Yo me lo imagino guapo. No muy alto y con el pelo oscuro. Me lo imagino delgado y hasta con una novia. Me lo imagino tomando la decisión de donar su semen y firmando el contrato que nosotros también firmamos.
He soñado con el donante. Al principio tuve sueños un poco feos. Soñaba que un muchacho se metía por la ventana de mi cuarto a la fuerza. Yo bajaba la persiana rápido para que no pudiera entrar. Este sueño lo tuve repetidas veces pero una noche el muchacho lograba meterse adentro. Yo corría disparada a la cocina, muerta de miedo. Me lo encontraba sentado, muy tranquilo, desayunando. Su cara estaba pixelada. Supe que el muchacho era el donante y que yo había estado rechazándolo sin quererlo, sólo por desconocimiento y miedo.
Luego de ese sueño quedé embarazada y aunque el embarazo no prosperó fue una señal de mi inconsciente: aceptar que somos tres para hacer este bebé.
Tuve otros sueños. Soñé, por ejemplo, que tenía un romance con Sean Penn de joven. Y que yo me sentía muy culpable porque sólo podía pensar en que lo estaba traicionando a él. Y este Sean Penn me decía: no te preocupes, es sólo por una noche, y me tomaba de la cintura para bailar. Y yo me dejaba llevar.
El último sueño fue quizás el más paradigmático y cercano a la biología. Soñé con una enorme ameba humana. No tenía esqueleto. Su cara estaba como derramada en el suelo. Ocupaba toda una habitación. Una voz en el sueño me decía que éste era el padre de mi bebé.
Como todos sabemos, las amebas son organismos unicelulares, es decir, tienen una sola célula. Como los espermatozoides y los óvulos.

18 de octubre de 2014

Haditas

Sueño que estoy en un estanque de agua. Dentro del estanque hay innmuerables haditas dormidas que están envueltas en pequeñas redes. Paso por al lado de ellas, las toco y se mueven a pesar de estar en un sueño profundo. Están vivas. Bajo el agua.
Me despierto y enseguida hago la relación.
Mis embriones están en este momento en un tanque de nitrógeno líquido, en una pajuela numerada junto a innmuerables embriones de otras parejas, en un sueño profundo, hibernando. A la espera. Están vivos pero están dormidos.

En terapia

Estoy llorando, recostada en el diván. Casi no puedo hablar y siento las lágrimas resbalando por mis mejillas calientes. Me incorporo, trato de calmarme. Mi psicóloga me alcanza un pañuelo descartable. Me limpio los ojos, con mucha lentitud, como si estuviera llevando a cabo una ceremonia. Voy buscando las palabras adecuadas. Entre sollozos logro articular mi pregunta:
-¿Vos creés que vale la pena intentarlo aún cuando no tenga ni una mínima esperanza de que vaya a salir bien?
Ella me sonríe levemente y me retruca la pregunta.
-¿Y a vos que te parece?
-Que sí, que lo voy a hacer igual porque el resultado no depende de mis esperanzas.
Listo. Lo dije. 
Tomo una bocanada de aire profundo, me sobreviene el alivio.
-Sí, eso me pasa, me siento negativa, negativísima frente a esta nueva tranfer. Y sin embargo, sé que esto no cambiará en nada el resultado.
Ella asiente.
-A la mierda con la esperanza -digo exhalando la bronca. -¿Qué más da lo que yo piense? Es la biología, es la vida. La vida no se puede parar.
-Vos tenés miedo de ilusionarte mucho y que no se dé. 
-Sí, eso sí.
-Tal vez ayudaría que te ilusionaras un poco menos.
-Ah, sí... ¿y cómo se hace eso? Voy a la clínica y digo: hola, qué tal, pasaba por acá y se me ocurrió transferirme unos embriones que me quedaron de agosto.
-No dije que sea fácil.
-No, no lo es.

16 de octubre de 2014

Estoy...

Van seis días con los anticonceptivos. Sarpullido en los brazos. Hipersensibilidad en la piel. Hipersensibilidad en la vida. Lloro mucho. Y tengo miedo que esto me afecte en el siguiente tratamiento.
Estoy cansada, estoy harta, estoy vacía.
Voy a esta transferencia con la esperanza por el piso. Me hace sentir mal, culpable. ¿Por qué no me puedo poner feliz? 
Y entonces la frase me retumba en el cerebro. "No importan tus esperanzas, lo que importa es que pongas el cuerpo. Y que la biología haga lo que tenga que hacer". 
Dejar hacer. No hacer.
Ahí radica mi esperanza. En que esto no depende de mí.

12 de octubre de 2014

Ay, de lo indescriptible!

Me vino la menstruación casi una semana antes. Sin dolor pero con una fragilidad de papel.
Llamé a la clínica para que me digan los pasos a seguir. Antinconceptivos hasta el 29 de octubre. En esa fecha tengo que ir a que me chequeen cómo está todo por dentro y si los ovarios están planchados.
Y luego.... a preparar el nidito para mis dos embriones que quedaron de agosto.
Estoy entre que no entiendo nada, las ganas de TODO y las ganas de NADA.
En el medio tengo unos sueños muy psicodélicos. Todo hace pensar que quiero un bebé. Lo quiero desesperadamente.
Pero aún no lo encuentro.  

2 de octubre de 2014

La esperanza

Ayer amaneció nublado pero por la tarde salió el sol.
Teníamos cita con el médico otra vez. Yo fui con el alma estrujada. La verdad es que no quería ir. Pero fuimos los dos.
-¿Y como están?
Se hizo un silencio en el consultorio.
Entonces él dijo con su gran sentido del humor:
-Yo estoy bien pero ella está como la luz de giro: "ahora anda, ahora no anda".
Nos reímos y eso descomprimió todo. 
El médico recalcó que él era muy optimista (y aclaro que no es un optimista porque sí). Dijo que la primera in vitro había sido muy buena, que habíamos logrado embriones de buena calidad y que entonces el embarazo era una cuestión de tiempo y de repetir las veces que fuera necesario el procedimiento. "Es matemática pura, es como tirar un dado, en algún momento va a salir el número que están buscando, no puede no salir".
Así que ahora TAMBIÉN creemos en las matemáticas.
Y en jugar a los dados. Más de una vez.
La segunda transfer será antes de fin de año, tal vez en noviembre-diciembre.
Salimos de la clínica y nos fuimos a merendar. Mientras tomábamos un café con leche me invadió una profunda gratitud. Lo miré a los ojos y le dije que lo amaba.
Es que es cierto. Muy cierto.
Hay una clase de personas que deberían estar juntas. Y dos de esas personas estoy convencida de que somos nosotros.