30 de septiembre de 2014

Integración

Siento el cuerpo compartimentado. Hay partes que no quieren sentir. Eso me permite vivir una vida casi normal.
Camino con tiento intentando reconocer esas partes. Voy recorriendo lo que la ola de la in vitro dejó. Es como si caminara por una playa con marea baja. No puedo hacer oídos sordos a lo que hay en la playa. Restos y más restos.
Necesito integrar esta enorme ola a mi vida. Integrar todas las olas de mi vida. Esa es la única forma en la que siento que podré continuar con esta búsqueda.
La in vitro de agosto fue la gran fiesta que terminó sin bebé. Ahora toca recoger los pedazos, lavar lo que quedó sucio, acomodar los muebles y poner en orden la casa.

21 de septiembre de 2014

Primavera

Ayer mismo volvimos a hacer el amor. Luego del tratamiento, luego del negativo. Y en el momento del clímax lloré. Fue imprevisible. Él se asustó, quiso saber si estaba bien. Yo no podía hablar. Estábamos muy juntos. Entre el orgasmo y las lágrimas se me escapaban las palabras. Pero sabía que estaba bien. Y que tenía que dejar correr esas lágrimas.
Era el lenguaje del útero hablando. Enviando mensajes a todas las células de mi ser.
Ahora sangro una sangre espesa y brillante.  Ya no siento dolor sino una paz relajada. Y sé que mañana tendré que llamar a la clínica otra vez.
Un nuevo ciclo que nace con esta primavera. Dolió pero aquí está. Nada detiene a la naturaleza. Hay saberes que poseo que no me pertenecen a mí.

8 de septiembre de 2014

La hora de los intentos

El viernes tuve mi consulta por mis "congeladitos". Por ahora no hay mucho que hacer salvo esperar a que me venga la menstruación. Luego, una eco para verificar si los ovarios volvieron a su tamaño normal y, si es así, arranco con estrógenos y otras yerbas para poner bonito el útero donde pondrán a mis celu-pequeñines. Tal vez la primavera me haga más fértil.
Es así: hay que intentar, intentar e intentar.

3 de septiembre de 2014

Tobogán de la vida

Después de unos días me siento mejor. No pude evitar hacerme las típicas preguntas filosóficas y enojarme. ¿Tiene esto un propósito? ¿Cuál es la finalidad? ¿Qué tengo que aprender de todo esto? ¿Qué más? Pero en realidad lo importante es que el deseo de tener hijos sigue allí. El deseo de acunarte, sentirte, nombrarte. Miro alrededor y pienso que hay que continuar. Tengo pendiente una nueva consulta con el doc. Los "congeladitos" están ahí, a la espera de que yo vaya por ellos y yo no tengo idea de cómo es. ¿Hay que esperar? Ni idea. Hoy me armé de valor y pedí una hora. Me dieron un turno perfecto. En serio, un turno que encaja perfecto en mi día. ¿Me tiro por el tobogán? No tengo nada que perder y mucho que ganar.

1 de septiembre de 2014

Sí puedo soportar perderte

El día de la beta me fui a sacar sangre rogando que me diera negativo. ¿Por qué? Porque la cantidad de sangre que estaba perdiendo no me daba ninguna perspectiva de un futuro bueno. Si mis hijos estaban ahí adentro no la estaban pasando nada bien. La sensación era que se estaban tirando por el tobogán de la sangre. Desear que me diera negativo me hacía sentir bastante miserable pero no conozco a nadie que con una menstruación así el embarazo luego fuera viable. El terror de un embarazo ectópico o tener que sufrir por un huevo vacío hacía que mi deseo, aunque doloroso, fuera bastante lógico.
Y luego del negativo llegamos a la conclusión: no eran pérdidas. Era la menstruación. La menstruación lisa y llanamente hablando. El inicio de un nuevo ciclo. Porque así es la naturaleza. Cíclica. Si no es ahora, será la próxima. Eso es lo que me dice ahora esta sangre rojísima.