9 de noviembre de 2014

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Sigo soñando.
Estoy manejando un auto (en la vida real aún no tengo registro para manejar). Voy por calles tranquilas, del barrio hasta que, de pronto, me meto en un edificio. En el asiento del acompañante está él. Voy lento porque el edificio es pequeño, rumbeo hacia un ascensor. Tengo que entrar el auto en ese ascensor. Necesito hacer una maniobra y a mí las maniobras me resultan muy difíciles. Él me mira con cara de "vos podés". Empiezo a doblar el volante y noto con sorpresa que el auto se desliza con facilidad. En una pasada lo meto dentro del ascensor y bajamos a un subsuelo. Al salir veo que hay una enorme pista de estacionamiento. Un tipito me indica que debo estacionar el auto en algún lugar. No me sale. El auto se me tuerce y me empiezo a poner nerviosa. Él, a mi lado, me indica algo pero yo de los nervios en vez de pisar el freno piso el acelerador y el auto toma velocidad. De milagro no nos estrellamos contra otros autos. Finalmente suelto los pedales y me largo a llorar desesperadamente diciendo: "¡no puedo , no puedo, no puedo más!".
El auto se detiene. Viene el tipito que me daba indicaciones y me ve llorando. Me dice:
-Ah, ¿vos querés ser mamá?

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