27 de octubre de 2013

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Hoy nos toca Pregnyl, la inyección que me hará ovular. Preparamos la inyección. Mezclamos el solvente con el polvito y lo pasamos todo a la jeringa. Cambiamos la aguja intramuscular por una aguja intradérmica. Es finita y ¡adentro! El líquido va entrando despacio. Él, en su intento por ser empático (o en su torpeza al guardar la aguja) se clava la aguja intramuscular en la yema de su dedo índice. Ya ves, hijito, mamá no es la única que recibe pinchazos para traerte al mundo. 

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